sábado, agosto 05, 2006

Si yo fuera cubano...

Si yo fuera un cubano exiliado, la reciente hospitalización de Castro me hubiera hecho reverdecer la ansiedad de volver a pisar los caminos por los que soñé en mi niñez. Si, por el contrario, viviera en la isla, por no haber podido salir, estaría deseando abrazar a aquellos familiares que sí se fueron. Y es que las dictaduras tienen estas cosas, impiden a las gentes realizar cosas sencillas y razonables. Separan a las familias e impiden recorrer los espacios amados. Pero todo sistema edificado sobre el error acaba desplomándose y en este caso basta con que una sola persona vaya al hospital para que se desencadene toda una serie de temores y esperanzas, o viceversa.
Y si hay algo que está claro es el exquisito cuidado con que deben comportarse quienes vuelven, que son los que aparentemente ganan, al derrumbarse aquéllo que les hizo partir. Quienes se quedaron, tampoco deberían recibir con hosquedad a los que vuelven. Unos y otros, y el resto de la humanidad, deberíamos reflexionar sobre la condición humana y sobre el contrasentido que significa querer arreglar el mundo, o un pedazo de él, por la fuerza. De la maldad nunca puede surgir un bien.
Un elemento de inquietud en el proceso lo pone la posibilidad de que intervenga EE.UU. Lo deseable sería que los cubanos solos resolvieran sus diferencias.


Miquel Navarro

Verbo aperturar

El Valle de los Caídos

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Periodista Digital

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