domingo, agosto 13, 2006

Incendios e insidias

Hubo un tiempo en España en el que abundó la generosidad. Todos supieron arrimar el hombro y se superó un momento extremadamente difícil. Incluso los fotógrafos pudieron fotografiar juntos a Fraga y Carrillo. Hecho esto, se podría haber intentado subir un escalón más en esta dirección; en lugar de eso, la política se ha convertido en una guerra sin cuartel, en la que todo sirve para arañar votos, cualquier cosa es buena para desgastar al contrario. Lo normal, vamos.
Ante los incendios que sufre Galicia, sólo cabe la total colaboración para intentar apagarlos y políticamente asegurarse de que los sistemas previstos para ese fin son los adecuados y que los distintos organismos que intervienen en la extinción actúan organizadamente y sin interferencias entre unos y otros.
Hay que dejar que la policía y los jueces hagan su labor. Cuando se haya logrado, si se logra, localizar a los incendiarios y establecer su culpabilidad será el momento de hacer todo tipo de cábalas políticas, si hay lugar para ello.
Pero los insidiosos no paran y a la vista de su entusiasmo en esta tarea, se puede afirmar que disfrutarían si la multitud arrojara a las llamas a los elegidos como blanco de las insidias. Puede darse el caso de que la policía detenga a todos los autores de los fuegos y que entonces quede claro que los insidiosos se equivocaron por completo. Eso a ellos no les importaría. Y lo más probable es que ya estuvieran tramando otras insidias.


Francisca Cardona Roig, superdotada

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