viernes, agosto 25, 2006

Monstruos de maldad

La humanidad es capaz de crear monstruos como los etarras (y sus similares), grandes envidiosos, orates del corte del que ha tenido secuestrada a una niña durante ocho años, etc. La humanidad, por lo general, no tiene remedios para paliar los daños que perpetran estos especímenes que, repito, han surgido en su seno. El secuestrador de la niña se ha suicidado, sin duda, por temor al rechazo social. Un etarra está en huelga de hambre precisamente para buscar apoyo social. En nuestro mundo rige más el capricho que el deseo de justicia. Quizá sea ésa la causa, o una de las causas, de que surjan tantos seres abonimables. Natascha Kampusch es la niña austriaca que ha estado secuestrada. Su vida ya no podrá ser la que hubiera sido en circunstancias normales. Ojalá logre muchos éxitos; pero los logre o no, va a necesitar hacer grandes esfuerzos. Una víctima, muy a menudo, y no sólo en el caso de las víctimas de ETA, ha de ver como sus verdugos gozan de mayor aceptación social que ella. Un verdugo, a veces, o con frecuencia, hace mal únicamente porque lo puede hacer y sin ser consciente de que lo hace. Y no sólo puede desconocer, o hacer como que desconoce, el daño que ha hecho, sino que además puede aparecer en los medios dando lecciones de moral.
A veces no nos damos cuenta de las repercusiones de nuestros actos. ¿Qué movería a Priklopil, el secuestrador de Natascha, a tenerla encerrada? ¿Acaso sus padres, tratando de educarlo, lo convirtieron en un degenerado? Si fue así, ¿por qué aceptó su destino? Imposible encontrar las respuestas. ¿Por qué el etarra que ha matado tanta gente no tiene ningún sentimiento de culpabilidad?


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