jueves, septiembre 28, 2006

Inyección letal defectuosa

Los empleados de prisiones de California, faltos de preparación, pudieron mezclar mal las sustancias de la inyección letal, destinada a ejecutar a los condenados a muerte, por lo que algunos de ellos pudieron sufrir más de lo previsto.
La
pena de muerte pone al Estado al mismo nivel del delincuente al que se condena. Y eso en el caso de que efectivamente sea culpable, puesto que, como está comprobado, frecuentemente se producen errores.
En la pena de muerte interviene un tribunal, que friamente examina el caso y dicta sentencia ajustándose a unas leyes establecidas también friamente. Con la misma frialdad se lleva a cabo, posteriormente, la ejecución. El reo tiene tiempo de darse cuenta de que aún se puede ir más allá en la barbarie de lo que él fue capaz. El hecho de que exista la plaza de verdugo quita toda dignidad al Estado.
Si hay algo capaz de dignificar al ser humano es su capacidad de redención. Sin ella, todos estaríamos perdidos. Puede darse el caso de que un condenado a muerte, a la vista de la brutalidad a la que es sometido y de la que no tiene escapatoria posible, acabe por comprender su culpa, arrepentirse y finalmente ser más digno que la sociedad que le ha de matar. Al aceptar la pena de muerte no se reconoce la capacidad de redención, por tanto, tampoco se se tiene en cuenta la dignidad humana.

Las audiencias televisivas

Plaza del Ayuntamiento.-Valencia

`La lección imprescindible´

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