sábado, septiembre 16, 2006

Acerca de los emigrantes

¿Por qué emigra la gente? En buena parte de los casos porque imaginan un paraíso y se sienten capaces de integrarse en él. Evidentemente, hay otros que por diversas razones no tienen más opción que dejar su tierra. Me refiero a los aventureros, a quienes sin haber agotado todas las posibilidades que les ofrece su propio país emprenden el vuelo. Una vez en su destino, les invade la nostalgia y a buen seguro que se preguntan si en realidad valia la pena el viaje y correr tantos riesgos. Algunos retornan tiempo después, y si han ganado dinero en su aventura se sienten afortunados. Por las dos cosas, por las riquezas obtenidas y por haber regresado. Pero lo que se ha perdido a cambio a menudo es más valioso. Los años vividos en tierra extraña, lejos de todo lo que ha conseguido significar algo, no se pagan con nada. Cuando se sale por necesidad, se aprende que hay cosas prescindibles. Pero si se hace por mejorar, la mejora puede salir cara, hablando en términos no monetarios. Vivir no consiste en ir tras el dinero y sacrificar en el empeño lo más valioso que se tiene. El paraíso no está en ningún otro lugar que no sea nuestro interior. Pensar, porque se induce a ello, o por uno mismo, que en alguna parte atan los perros con longanizas, es servir los intereses del capital, que así consigue mano de obra barata y revitalizar un sistema que se agota por momentos. Hay que idear nuevos modos de vida, más acordes con las necesidades humanas, teniendo en cuenta no sólo las materiales y, por supuesto, respetando la libertad individual, que es lo más valioso que tenemos. Y convendría dejar de hacer publicidad de los supuestos eldorados, que, sencillamente, no existen.


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