viernes, octubre 20, 2006

Putin alaba a Moshé Katzav

Sólo se sorprenden los tontos. Estamos acostumbrados a ver que en todas las facetas humanas surjan quienes superan ampliamente a la media. Putin quizá no sea tonto, pero se ha comportado como tal al proferir sus alabanzas a Moshé Katzav. Si ha salido a relucir la potencia sexual del presidente de Israel es porque se le acusa de haber violado a un gran número de mujeres. Obviar esto último para alabar aquello otro descubre además el escaso respeto que siente Putin por la justicia, que es el mismo que había puesto de manifiesto al referirse al trabajo de Anna Politkovskaya, la periodista rusa asesinada.
El asunto es que estos tipos, que tienen tan pocos miramientos con las leyes y, por ende, tan escaso sentido democrático, suelen ser los que más perduran en el poder. Eso se explica por el apego que le tienen, que les lleva a utilizar todos los recursos disponibles para conservarlo. A un demócrata de verdad no le importa tanto conservar el poder. Se limita a trabajar para el pueblo durante el tiempo que se le concede. Quien busca el poder de modo enfermizo no duda en desacreditar a quienes teme como rivales; en difundir entre sus administrados la idea de que las cosas no pueden ser de otra forma; en rodearse de personas que también adoran al poder de modo enfermizo.
Arreglados estamos.


Sinarcas, sin misa

Punto y coma en cifras

A la misma altura del Cid

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