Monseñor Uriarte, De Juana y el final de ETA

Según comunicó la prensa en días pasados, Monseñor Uriarte medió para que el etarra De Juana Chaos abandonara la huelga de hambre y , si no recuerdo mal, las noticias añadían que tuvo una influencia decisiva. Al parecer fue grande el empeño del obispo, pues desplegó una gran actividad en muchas direcciones. Supongo que fuimos muchos los que pensamos que fue una lástima que no pusiera todo este empeño anteriormente para evitar que De Juana cometiera sus atrocidades. Quizá alegue que no tenía su teléfono y no haya más remedio que creerle, pero tendrá que admitir que tiene un púlpito, desde el que puede condenar sin paliativos a todo el entorno etarra. Vuelvo a repetir, una vez más, que el hecho de que ETA tenga tantos simpatizantes demuestra que no se ha hecho lo suficiente en este sentido. Por otro lado, mediar para que deje la huelga es menos arriesgado que llamar asesinos a los etarras, no hay riesgo ser incluido entre los objetivos por este motivo; en todo caso, la gestión constituiría un mérito a los ojos de esos criminales.
En los tiempos actuales, la banda parece ser que ya no es útil ni para el PNV, y ahora se trata de pagarle los servicios prestados en la medida de lo posible. Cada uno trata de sacar el mejor partido del desguace de ETA y para ello hay que hacer que Batasuna siempre esté en los medios, por un motivo o por otro. Si todo se hiciera en silencio, algo imposible, porque el PNV no lo iba a permitir, no habría réditos de ningún tipo. De modo que hasta los obispos, ofreciéndose a mediar, haciendo las gestiones que hagan falta, quieren estar ahí. Al final, los etarras que queden en la cárcel, y ya habrá quien trate de sacarlos lo antes posible, serán los tontos de la película y a las víctimas y a sus familiares no hay quien les devuelva lo que les han quitado. Hay mucha gente a la que, con tal de salirse con la suya, no le importa el daño que hace a otros.

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