viernes, octubre 27, 2006

La prudencia y el miedo

La virtud de la prudencia sirve, entre otras cosas, para callar lo que en un momento dado se desea decir, pero que puede traer malas consecuencias. Y dado el actual grado de fanatismo e intolerancia en que está sumida una parte del Islam, hubiera sido prudente no publicar las viñetas danesas, que tampoco eran necerias. Pero la cuando la prudencia se convierte en temor y éste modifica el comportamiento, pasa a convertirse en un defecto. Hay tal confusión, que se ha caído en este último. Es posible que alguna de las muchas fiestas de moros y cristianos que se celebran por estas tierras contenga algún exceso. Pero si la gente no se había dado cuenta antes, no debería hacerlo ahora, pues con ello se demuestra miedo y el detalle no pasa desapercibido a los fanáticos, que se crecen y tratan de asustar más y aumentar sus exigencias. Por muy normal que sea sentir temor, dejarse vencer por él vicia el comportamiento. Hay que enfrentarlo, sean cuales sean las consecuencias.
El hecho de que hayamos comenzado a suprimir obras musicales, modificar fiestas, hacer desfiles de moros y cristianos sin moros, etc. ha llevado a que se pida que se supriman cuadros o estatuas, e incluso a que se
demande ante los tribunales a los autores de las viñetas. Un día matarán a alguien por la calle, porque haya hecho involuntatariamente un gesto que un fanático considere ofensivo. Si consentimos que se crean poseedores de la razón, pueden llegar a estos extremos.

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