Desde que se inventó la bomba atómica, y se lanzó, era de esperar que paulatinamente fuese creciendo el número de países que la poseen. El último en llegar al club nuclear es Corea del Norte y se le reprocha a su gobierno que destine un porcentaje tan grande de su presupuesto a este menester mientras los coreanos se mueren de hambre. En realidad, lo que pone de manifiesto esta crítica es la inoperancia de organismos internacionales, incapaces de imponer el sentido común y la decencia. Porque de hambre viene muriéndose mucha gente desde tiempo inmemorial y no sólo en Corea del Norte. Quizá también se mueren algunos de hambre en EE.UU. , que igualmente destina buena parte de su presupuesto al armamento. No olvido con esto que mueren muchos más en Rusia y en Venezuela y sobre todo en África y en todo el mundo. Y ahora ya toca decir lo de siempre, en esta bitácora, y es que aunque se debió hacer mucho antes y todavía tardará en hacerse bastante tiempo, lo evidente es que debe reinventarse la ONU, para dotarla de contenido y competencias, con el fin de que el orden mundial no esté basado en la ley del más fuerte, sino que se rija por criterios justos. Y esa es la respuesta adecuada a pregunta que lanzó Stephen Hawking acerca de la capacidad de supervivencia humana.
Las audiencias televisivas
Plaza del Ayuntamiento. Valencia
Los pergaminos cátaros
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