domingo, julio 02, 2006

Benedicto XVI, en Valencia

Valencia es tierra de Papas. Es justo, pues, que el representante de Dios en la tierra visite esta ciudad de vez en cuando. Pero no se entiende bien su gusto por el lujo y por la compañía de los ricos. Lo primero se fundamenta en los cuantiosos gastos que se han hecho para acondicionar los aposentos en los que ha de reposar, sin que conste que por su parte haya

habido ninguna protesta. Lo segundo, en los palcos para invitados VIP (very important person, ni siquiera lo han traducido al latín) que han situado en las inmediaciones del altar.
Pero vaya por delante que el lugar elegido para celebrar la misa me parece no sólo adecuado, sino además, ideal. La arquitectura de Calatrava no
es nada aburrida. Es muy grata a la vista aunque se tenga permanentemente ante los ojos. Su contemplación no cansa jamás; resulta muy evocadora, por el contrario, y muy estimulante para la imaginación y la meditación. Las cámaras de todas las televisiones que vengan disfrutarán recorriendo esos nuevos símbolos valencianos y luego de este evento ya no quedará nadie en el mundo que no conozca nuestra ciudad.
Lo que no puede desconocer el Romano Pontífice es la cita bíblica que dice:
Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Os lo repito: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios. Mt 19, 23-24
Aunque, acaso, lo que pretende Benedicto XVI es que puesto que estas personas no verán a Dios, por lo menos que se le puedan aproximar un poco a él. Pero con esto se da motivo a que se hable de la iglesia de los ricos.
A los pobres les queda el consuelo de saber que cuando se vaya el Papa podrán dormir debajo del puente.
Fotografías de Consuelo Chambó


Teatro Romano de Sagunto

Punto y coma en cifras

Como íbamos diciendo…

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