La valenciana RACV, la fenicia AVL

Deberían hacer un referendo, ahora que están de moda, para que los valencianos pudieran elegir entre la valenciana RACV y la fenicia AVL. Y deberían hacerlo porque este es el momento en que la AVL, uno de los envenedados inventos de Zaplana, pretende imponerse por las bravas a la RACV, entidad que ya existía mucho antes de que Zaplana naciera. Por supuesto que no hay ninguna duda de que Camps estará a favor de la AVL, cuyos académicos cobran cantidades exorbitantes, al contrario que los de la RACV que no cobran nada. Camps preferirá a la AVL porque estaba en el gobierno de Zaplana que la creó. El motivo del invento es claro: Zaplana quiso engañar a sus votantes. Camps le ayudó en la empresa, lo que no le impidió comulgar con gran devoción en la misa del Papa. ¿Le habría explicado antes a su confesor que estaba traicionando al pueblo valenciano? La política es una pantomima en la que ya no se respeta ni lo más sagrado. La suerte que tiene Camps es que en el asunto de la lengua valenciana los demás aún tienen peores cartas, más aviesas intenciones, la pretensíón de pasar por encima de los deseos de los valencianos. Fiar en ello, para seguir por el mismo camino, es malo para todos, pues no en balde la gente ya no cree en los políticos.
Camps debe disolver de inmediato la AVL y con ello ahorrar un montón de millones cada año. Para cumplir la función normativa puede optar entre la citada RACV o el IEC.

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