Un millón seiscientos mil euros, si no hay sobrecostes luego, es lo que costará la cafetería que van a instalar en las Cortes Valencianas. Sus Señorías la necesitan. Lástima que el presidente de las Cortes, Don Julio de España, no lo pensara antes de hacerles el regalo de navidad a los diputados y les hubiera obsequiado con un termo y una nevera portátil.
Sus señorías también necesitan aparcar a medio metro de donde trabajan.
Hay muchas necesidades en la Comunidad Valenciana, gente pasando hambre, el parque de Marchalenes, por ejemplo, sin niños, porque se quemó la fábrica de aceite y no hay presupuesto para hacer inmediatamente las reparaciones necesarias para que los pequeños puedan volver a jugar y haya espacio para representar obras de teatro, como otros años.
Sus Señorías necesitan todo tipo de comodidades, pero también deberían esmerar su oratoria, aunque, por otra parte, ésta, la que se gastan, les podría servir para recaudar fondos. Es decir, podrían hacer una recopilación de las perlas con que se despachan de vez en cuando. Si buscan en las hemerotecas, o en los diarios, se encontrarán el revoloteo de los vultúridos, la reproducción por partenogénesis espontánea, o su Señoría retira lo que ha dicho o me cago en la madre que lo parió, la Consellera y yo sufrimos mucho, etc. Me temo que podrían llenar un tomo de 600 páginas, por lo menos. Y si añadieran los nombres de los diputados y la ocasión en que lo dijeron, quizá podrían financiar con creces su cafetería. Hay que tener en cuenta, que además de no cuidar los modales, sus señorías se enfrascan a menudo, en sus partidos, en luchas internas por el poder, con lo que demuestran que no les interesa servir a la ciudadanía que les paga, sino su propio beneficio.
Otra posibilidad consistiría en que se descontaran de sus sueldos todos los meses, durante un número de años a determinar, una cantidad, para costear la instalación de la cafetería y los sueldos del personal que necesitará ésta.
Colón, el impostor
La llave de oro
Los pergaminos cátaros
También en Periodista Digital
Hay muchas necesidades en la Comunidad Valenciana, gente pasando hambre, el parque de Marchalenes, por ejemplo, sin niños, porque se quemó la fábrica de aceite y no hay presupuesto para hacer inmediatamente las reparaciones necesarias para que los pequeños puedan volver a jugar y haya espacio para representar obras de teatro, como otros años.
Sus Señorías necesitan todo tipo de comodidades, pero también deberían esmerar su oratoria, aunque, por otra parte, ésta, la que se gastan, les podría servir para recaudar fondos. Es decir, podrían hacer una recopilación de las perlas con que se despachan de vez en cuando. Si buscan en las hemerotecas, o en los diarios, se encontrarán el revoloteo de los vultúridos, la reproducción por partenogénesis espontánea, o su Señoría retira lo que ha dicho o me cago en la madre que lo parió, la Consellera y yo sufrimos mucho, etc. Me temo que podrían llenar un tomo de 600 páginas, por lo menos. Y si añadieran los nombres de los diputados y la ocasión en que lo dijeron, quizá podrían financiar con creces su cafetería. Hay que tener en cuenta, que además de no cuidar los modales, sus señorías se enfrascan a menudo, en sus partidos, en luchas internas por el poder, con lo que demuestran que no les interesa servir a la ciudadanía que les paga, sino su propio beneficio.
Otra posibilidad consistiría en que se descontaran de sus sueldos todos los meses, durante un número de años a determinar, una cantidad, para costear la instalación de la cafetería y los sueldos del personal que necesitará ésta.
Colón, el impostor
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1 comentario:
Hola Vicente, Zenia desde:
http://imaginados.blogia.com
Cierto lo que escribes abajo, el mundo está cambiando. La gente está pensando más.
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