Soy de la opinión de que cuando algo funciona es mejor no tocarlo. En este sentido, creo que puesto que la Monarquía está cumpliendo con su papel en España, no sería bueno correr aventuras que acaso no harían sino acarrearnos más perjuicios que otra cosa. Dicho lo anterior, puedo añadir que cuando lucha, de modo legal y con las armas que proporciona la democracia y no otras, por lo que considera un ideal, merece todo tipo de apoyos y agradecimientos, porque de un afán noble y leal no pueden resultar sino beneficios. Y este es el caso, creo, de Jaume d'Urgell, cuando decidió aventurarse con La República. Pero no se han quedado ahí sus afanes, ahora se ha convertido en el primer activista gay en huelga de hambre para exigir la Ley de Identidad de Género. Y es que el ser humano no puede cerrar los ojos ante los problemas del prójimo, porque si lo hace pierde su condición humana. A un gato no le importa lo que les ocurre a los demás gatos. Luchar por los derechos de un ser humano es luchar por los derechos humanos, es contribuir al bienestar de la humanidad. Así lo vio también el sacerdote José Mantero, que tomó la misma decisión, y acaso lo hizo un poco antes que Jaume, aunque no creo que lleguen a discutir quien fue el primero.
Colón, el impostor
Incitatus
Es la libertad, presidente
También en Periodista Digital
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