Ayer coincidieron en sendos actos políticos en la ciudad de Valencia, Zapatero y Camps. Los organizadores de ambos eventos dirán que la democracia no prohíbe que eso ocurra. Se les puede contestar que democracia no significa no significa torpeza ni insensibilidad. Los asistentes no tienen el porqué verse obligados a elegir entre un acto u otro, ni el porqué mostrar sus preferencias. No es necesario que los organizadores anden preguntándose unos a otros, las agendas son públicas y basta con consultarlas. Ignoro si ambos serán culpables o habrá alguno que lo sea más que el otro, o si en lugar de dejadez en el asunto hay intencionalidad por algún lado, en cuyo caso habría que poner algún otro tipo de calificativo.
Con respecto a Camps, he decir que creo que su gestión es manifiestamente mejorable y que no me ha defraudado porque no esperaba más de él, pero que dados sus antecesores y su oponente, ya podemos darnos con un canto en los dientes.
Con respecto a Camps, he decir que creo que su gestión es manifiestamente mejorable y que no me ha defraudado porque no esperaba más de él, pero que dados sus antecesores y su oponente, ya podemos darnos con un canto en los dientes.
Zapatero, después de las trastadas que nos viene haciendo a los valencianos, vino a prometer, como si fuéramos tontos. Si de verdad quiere favorecer a los valencianos lo que ha de hacer es llevarse a J.I. Pla a Madrid, o a otro lugar más alejado, a ver si tenemos suerte y surge otro candidato más capacitado para ilusionar a la gente.
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