Este gobierno, que tanto presume de la solidaria Ley de Acompañamiento, lo que ha dado es una vuelta de tuerca más en el afán insolidario: un trabajador ha sido sancionado con dos días de suspensión de empleo y sueldo, al ser sorprendido fumando y ser delatado ante el director de personal. Pero no cuesta lo mismo delatar a unos y a otros. Cabe preguntarse si en el caso de que ese mismo director de personal hubiera sido fumador y lo hubiera sorprendido fumando el mismo delator, éste hubiera actuado de idéntico modo.
Se sabe que el tabaco puede producir cáncer en quien lo consume y también otras muchas enfermedades. Y que los fumadores pasivos no están exentos de riesgos. Era, por tanto, necesaria una ley que protegiese a estos últimos. Sin embargo, conviene recordar la historia previa del tabaco. En el mismo Parlamento español han sido consumidos miles de cigarrillos e incluso se llegaron a fumar porros, y quienes los fumaron presumieron luego de haberlo hecho en nombre de la libertad. De pronto, esa ley tan drástica.
A nadie se le puede escapar que la ley de prevención del tabaquismo es una herramienta más a disposición de quienes tengan un trabajador considerado molesto, si éste es fumador, desde el punto de vista subjetivo de sus empleadores. Dirá nuestro bienamado presidente Zapatero que los delatores lo que persiguen es la salud de sus compañeros. Pero su ministro Caldera podría haber hecho que esto fuera cierto estableciendo para el delator el doble de castigo del que le recaiga al fumador. Entonces estaría bien claro que lo que persigue el chivato es la salud de todos.
Se sabe que el tabaco puede producir cáncer en quien lo consume y también otras muchas enfermedades. Y que los fumadores pasivos no están exentos de riesgos. Era, por tanto, necesaria una ley que protegiese a estos últimos. Sin embargo, conviene recordar la historia previa del tabaco. En el mismo Parlamento español han sido consumidos miles de cigarrillos e incluso se llegaron a fumar porros, y quienes los fumaron presumieron luego de haberlo hecho en nombre de la libertad. De pronto, esa ley tan drástica.
A nadie se le puede escapar que la ley de prevención del tabaquismo es una herramienta más a disposición de quienes tengan un trabajador considerado molesto, si éste es fumador, desde el punto de vista subjetivo de sus empleadores. Dirá nuestro bienamado presidente Zapatero que los delatores lo que persiguen es la salud de sus compañeros. Pero su ministro Caldera podría haber hecho que esto fuera cierto estableciendo para el delator el doble de castigo del que le recaiga al fumador. Entonces estaría bien claro que lo que persigue el chivato es la salud de todos.
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2 comentarios:
Es una idea muy original :D
Jajajaja... menos mal que no fumo, asi me tendrán que despedir por un motivo real... :P
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