Ha ido Pascual Maragall al País Vasco. Un demócrata auténtico de visita por el País Vasco debería preocuparse por la fecha en que Consuelo Ordóñez y los que como ella tuvieron que dejar su tierra puedan regresar.
Un verdadero estadista estaría más preocupado por lograr que en el País Vasco desaparezca definitivamente la necesidad de mirar debajo del coche, de usar guardaespaldas o de cambiar de itinerario constantemente.
Pero el nieto del gran poeta catalán hace honor al refrán que dice cada loco con su tema. Él, a lo suyo.
Supongamos que yo resido en el País Vasco y me dispongo a votar:
a)Entro en la cabina a elegir la papeleta.
-Los amigos de los etarras ya saben que no voy a votar por ningún partido de su agrado.
Un verdadero estadista estaría más preocupado por lograr que en el País Vasco desaparezca definitivamente la necesidad de mirar debajo del coche, de usar guardaespaldas o de cambiar de itinerario constantemente.
Pero el nieto del gran poeta catalán hace honor al refrán que dice cada loco con su tema. Él, a lo suyo.
Supongamos que yo resido en el País Vasco y me dispongo a votar:
a)Entro en la cabina a elegir la papeleta.
-Los amigos de los etarras ya saben que no voy a votar por ningún partido de su agrado.
b) Cojo papeletas de todos los partidos, para introducir con disimulo en el sobre la de mi elección.
-La misma respuesta que en el caso anterior.
c) Llevo desde casa el sobre cerrado, con la papeleta dentro.
- Seguimos igual.
Este estado de cosas, en un pueblo no muy grande, de los que tanto abundan, puede tener efectos notables en su devenir político. Un demócrata debería dar prioridad a estos asuntos. Tampoco estoy muy seguro de que las opiniones de Maragall sobre el País Vasco coincidan con las de otros vascos, como Fernando Savater, Rosa Díez o Nicolás Redondo, por citar sólo personajes de izquierda, no vaya a ser que le entre urticaria si me salgo de esta senda.
-La misma respuesta que en el caso anterior.
c) Llevo desde casa el sobre cerrado, con la papeleta dentro.
- Seguimos igual.
Este estado de cosas, en un pueblo no muy grande, de los que tanto abundan, puede tener efectos notables en su devenir político. Un demócrata debería dar prioridad a estos asuntos. Tampoco estoy muy seguro de que las opiniones de Maragall sobre el País Vasco coincidan con las de otros vascos, como Fernando Savater, Rosa Díez o Nicolás Redondo, por citar sólo personajes de izquierda, no vaya a ser que le entre urticaria si me salgo de esta senda.
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