En este mundo no sólo existen los ministros de cultura, ésos que dicen catorceavo por decimocuarto, llaman Doña Sara Mago a Don José Saramago, o citan a Pixi y Dixi en el Congreso. Hay otras gentes en el mundo que viven y sueñan. Conozco a un hombre, que ya no trabaja y a quien han concedido una pensión por invalidez o algo similar, hasta que se jubile dentro de diez años o más. Este buen hombre tiene dos hijos que rondan los diez años, y esposa. La cuestión es ésa. Su esposa se reveló lesbiana hace unos años y lo echó de casa. Él le entrega toda su paga todos los meses, porque dice que está enamorado de ella. Ella se ha juntado con otra amiga. Puesto que él le entrega todo su dinero, ella le hace bocadillos. Él vive en casa de un amigo, que intenta abrirle los ojos en vano. Cuida de sus hijos cuando salen del colegio.
Conozco a otro hombre que lleva tres años trabajando sin cobrar. El dueño del taller le paga la Seguridad Social y nada más. Él acude a trabajar todos los días y cree que algún día cobrará los atrasos. Mientras tanto vive con el sueldo de su mujer, que trabaja parte del año y la otra parte cobra algún subsidio. También tiene hijos.
Evidentemente, estos hombres que leen la prensa todos los días y hablan con conocimiento de causa de la mayor parte de los asuntos de los que tratan, cierran los ojos a ciertas cuestiones. Prefieren imaginarse las cosas a verlas como son.
Y es que este mundo, que hacemos entre todos, no es lo suficientemente amable como para que resulte grato y a menudo hay que recurrir a la ensoñación para poder pasar las horas.
Conozco a otro hombre que lleva tres años trabajando sin cobrar. El dueño del taller le paga la Seguridad Social y nada más. Él acude a trabajar todos los días y cree que algún día cobrará los atrasos. Mientras tanto vive con el sueldo de su mujer, que trabaja parte del año y la otra parte cobra algún subsidio. También tiene hijos.
Evidentemente, estos hombres que leen la prensa todos los días y hablan con conocimiento de causa de la mayor parte de los asuntos de los que tratan, cierran los ojos a ciertas cuestiones. Prefieren imaginarse las cosas a verlas como son.
Y es que este mundo, que hacemos entre todos, no es lo suficientemente amable como para que resulte grato y a menudo hay que recurrir a la ensoñación para poder pasar las horas.
1 comentario:
pues si hay quienes aplican la técnica del avestruz a sus problemas, si les resulta ó no de verdad que no lo sé.
Gracias por su visita a mi blog
saludos.
Publicar un comentario