domingo, mayo 01, 2005

Emilio Attard

En su artículo de hoy, Puche habla de Emilio Attard. Emilio Attard tiene un historial muy brillante. Luego de acabar la carrera de derecho hizo la de periodismo. Fue el número uno de su promoción, siendo el dos Dionisio Ridruejo. Cuando fue a Madrid, llamado por Adolfo Suárez, cerró su despacho de abogados, que era el que más declaraba a Hacienda, de entre los valencianos. Creo que José Luis Olivas, ex-Presidente de la Generalidad Valenciana y actual Presidente de Bancaja y Banco de Valencia, comenzó su carrera en ese despacho.
En los años noventa, un conocido empresario valenciano fue víctima de lo que parecía un atropello y acudió a Emilio Attard, para que lo defendiera. Éste escribía en los periódicos indignado por lo que le había ocurrido a su cliente.
Yo también me puse en contacto con él. Le visité, en su domicilio de Santa Bárbara, en numerosas ocasiones. Me regaló casi todos sus libros y me los dedicó. También compré algunos en las tiendas y me los dedicó igualmente. En esa época también conocí a María Consuelo Reyna, a la sazón directora de Las Provincias, y al mismo Puche, que era el subdirector. Cuando María Consuelo Reyna dejó Las Provincias, como directora y como accionista, Puche pasó a ser el director. Hablé repetidas veces, por teléfono, con ambos, y les visité en distintas ocasiones, una vez a cada uno. A Puche, para que me firmara uno de sus libros.
El día trece de enero de 1995, coincidieron en Valencia Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo y José María Aznar. Los dos primeros estuvieron en casa de Emilio Attard. Y fue ese día el que eligió Attard para remitirme por correo el libro en el que se recoge su Investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Días más tarde, cuando fui a visitarle, me dijo:
-Ahí, en esa misma silla, estuvo sentado Adolfo Suárez.
En el vestíbulo de la casa de Attard, casi interrumpiendo el paso hacia las siguientes estancias, había un enorme atril, que sostenía abierta la Constitución Española.
Gregorio Peces Barba andaba recordando que Attard no había puesto ni una sola coma en la Constitución. Pero eso fue así porque fue el propio Peces Barba quien lo exigió cuando se formó la Comisión Constitucional.
Un día escribí un artículo, que publicaron en la sección Cartas al Director de Las Provincias, en el que en breves líneas demostré que Attard merecía el título de Padre de la Constitución, porque fue quien consiguió frenar los sectarismos y quien consiguió el ambiente cordial y proclive a los pactos. En mi siguiente visita, observé que el atril, con la Constitución había sido situado en una esquina. No le pregunté si era a causa de mi escrito.
Otro día, mandé otro artículo, sobre Attard, a Diario 16 de Valencia, y su director, Francisco Romero, actualmente en Las Provincias, también lo publicó en Cartas al Director, junto a un artículo de Luis Herrero.
Una vez le reproché a Emilio Attard que a mí no me hubiera ayudado y me dijo: Espérese al final y verá...
La lectura de los libros de Attard siempre me llenó de esperanza.

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