lunes, abril 24, 2006

Carlos Amigo

El Cardenal Arzobispo de Sevilla escribió un artículo el 13 de abril, en la Tercera del ABC, titulado El coro de las tinieblas. El tono es de enfado o enojo, algo que, por lo visto, suele impresionar. De ahí, probablemente, que lo utilizara tanto Arzallus. Entresaco del artículo citado el párrafo que sigue

De cuando en cuando aparecen unos demonios racionales, que son como apagaluces de pensamientos de amplios horizontes. Avalistas de todos esos submundos pseudointelectuales de la autosuficiencia, el egocentrismo y la cerrazón. Suelen vencerse con el estudio, la investigación, el diálogo, la honestidad intelectual y la esperanza. Si falta esta última, como posibilidad siempre abierta al bien y a la verdad, todo lo demás queda dañado en origen, pues, antes de crecer, ya se han talado las raíces del árbol de la sabiduría.


en el que da a entender que sólo los clérigos y sus amigos estudian, investigan y dialogan. Lo que ocurre es que en la vida diaria hay multitud de problemas y el recurso a las grandes cuestiones teóricas no debería preceder a las actuaciones concretas. Los ciudadanos queremos hechos. Queremos saber, por ejemplo, cómo ha reaccionado la Iglesia ante el montaje de la una cristalería en el edificio en donde vive Pilar Elías. Qué hizo para evitar que Consuelo Ordóñez tuviera que abandonar el País Vasco. Cómo ha socorrido en general a las víctimas del terrorismo y cómo se ha enfrentado a ETA. También sería conveniente que explicara como actúa para frenar esa lacra que es el Acoso Moral en el Trabajo. Cuántos obispos y sacerdotes se han implicado en esta lucha. Qué actitud adopta ante tanto derroche de dinero por parte de un sector de la sociedad, quizá no muy alejado de la Iglesia.
El Cardenal debería saber que la casa se empieza por los cimientos.

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