jueves, junio 01, 2006

Hablar o no hablar

No debería tener el gobierno ninguna prisa en negociar, tratar, hablar (o como lo quieran llamar), con el entorno etarra. Por otro lado, esta actitud sólo se entiende si se le atribuye afán de protagonismo, necesidad de apuntarse un tanto, intención de provocar al PP. El gobierno actúa en representación de los españoles, tiene dignidad, tiene la razón y tiene la necesidad de actuar con justicia. Está compuesto por personas capacitadas. Los etarras y su entorno son torpes, indignos y sólo gracias a su maldad han conseguido protagonismo. Es evidente que esto último también ha ocurrido por las grandes lagunas morales de todos. Han contribuido a que ese protagonismo se produzca los políticos que han tratado de instrumentalizar electoralmente la lucha contra el terror. Luego se quejan de la supuesta (quizá sea cierta) plitización de las asociaciones de víctimas. Uno de los políticos que más instrumentalizan el asunto etarra en la actualidad es Ibarretxe. Éste es un señor que si hubiera sido actor de cine y le hubieran dado uno de esos papeles nobles que tanta admiración despiertan en los espectadores, no hubiera resultado creíble. Por lo menos, ésa es mi opinión.
Por su parte, Zapatero da la impresión de que las dos cosas que más le gustan son: salir en las portadas y enojar a Rajoy. Pero en este caso se trata de salvaguardar la dignidad del Estado. Es ETA quien tiene que buscar al gobiernoM; son los criminales y sus amigos quienes tienen que proponer lo que desean, siempre que sea razonable, aunque esto último es difícil.



Sandrine Erdely-Sayo

El mal uso del talante

1 comentario:

Domingo dijo...

Hola Vicente,

a mi juicio sólo algunos etarras son torpes, afortunadamente suelen ser los pistoleros, los que a lo mejor no valen para nada más. Son torpes, a veces muy torpes y casi diría que gracias a Dios.

En cambio, no todos los etarras o su entorno son torpes, sí todos indignos. La prueba más patente es que han conseguido atraer a sus posiciones en mayor o menor medida a los gobiernos vascos y español mientras ellos, que yo sepa, no han variado la suya un ápice.

Un saludo, Domingo.