Ciclistas y bicicleteros

Parece ser que lo que se pretende es que quienes gustamos de andar por la ciudad claudiquemos ante la invasión por parte de las bicicletas de nuestros propios espacios naturales, que son las aceras. Conviene recordar que éstas suelen ser utilizadas por ancianos, niños, hombres o mujeres que llevan carritos con niños o carros de la compra, etc. Y que quienes van en bicicleta por las aceras en su mayor parte se ganan el apelativo de bicicleteros, por su nula consideración hacia quienes caminan.
Es comprensible el miedo de los ciclistas a la calzada, puesto que los automóviles circulan a gran velocidad y a menudo no respetan ni las distancias con los vehículos de dos ruedas, ni los semáforos, ni los pasos cebra.
La impresión que da el fluir de las calles es que el mayor interés de los ayuntamientos consiste en que el tráfico rodado se vaya encontrando con todos los semáforos en verde. El resto de las cosas les preocupan menos o nada. Pero la utilización del coche a menudo es caprichosa. El usuario suele disponer de otras muchas alternativas para hacer el trayecto que pretende. El coste ambiental de ese uso caprichoso de los coches es muy elevado. En consecuencia, sería mucho más conveniente que los automovilistas se encontraran con los semáforos en rojo; de ese modo no podrían tomar mucha velocidad. La policía debería proteger más a las bicicletas, haciendo que el carril bici siempre estuviera despejado y multando a los vehículos a motor que se les acercaran más de lo permitido, cuando éstas circularan por la calzada. Y por supuesto que las aceras deben ser para los viandantes, que demasiados obstáculos encuentran ya, como para tener que soportar además la incómoda competencia de los bicicleteros.


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Sandra

Terapia contra el cáncer

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