viernes, febrero 24, 2006

Los sondeos de Pujol

El trazado de las fronteras suele ser bastante caprichoso. Éstas, no sólo suelen separar costumbres y diferentes formas de vivir, sino también suelen presentar diferentes niveles de vida en cada uno de sus lados. Si es bueno conservar las tradiciones, todavía es mejor tratar de mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos. Lo correcto es desear que desaparezcan las fronteras, aunque ello no es fácil, hay que ir paso a paso. Con la desaparición se permite la colaboración entre los grupos de personas antaño separados y se concede los mismos deberes y derechos a todos los habitantes.
Los nacionalismos, en cambio, ponen a las naciones por encima de las personas. Con las fronteras buscan establecer privilegios. Los nacionalistas siempre ejercen violencia sobre los demás, pues no saben renunciar al proselitismo, tampoco les resulta fácil aceptar las ideas ajenas y suelen tener un modo bastante peculiar de interpretar la historia. No resulta sorprendente que Pujol encargara esos sondeos de los que habla el
editorial del diario El País, ni tampoco esos informes que deberían producir sonrojo en los responsables. El problema mayor que producen los nacionalismos procede de que suelen utilizar sentimientos ciertos y con ello, a menudo, enredan a quienes no debieran dejarse. En este caso a los socialistas catalanes.
Con todo, queda de manifiesto que la solución autónomica española fue mal concebida y peor resuelta. Lo del café para todos no fue más que un modo de banalizar las cosas.
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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Los socialistas catalanes son en su mayoría nacionalistas. Sobre todo los que están fuera de lo que se llama aparato.
El nacionalismo es una lacra ideológica, claro que, desde mi punto de vista. Pero hay nacionalistas y nacionalistas. Los de ERC no son corruptos y los de CIU sí.
CIU no podía permitirse perder el gobierno, chupaba demasiado, se había viciado... demasiados años en el poder, supongo. Cuando a uno le pasa ésto, pierde el "oremus", es capaz de todo con tal de seguir gobernando.
No sé si te das cuenta que el decir y creer que el valencià es un idioma, también es una forma de nacionalismo, un nacionalismo, en este caso, bastante ciego y recalcitrante. Ahora resulta que el estadounidense es un idioma, ya ves, porque no sé si sabes que hay más diferencias entre el catalán que se habla en la Cerdaña, que el valenciano con respecto al catalán. Dentro de mil años, si seguimos así, deberemos cambiar la historia, que, en este vida, todo es posible... "Jaume Primer era un valencià que va conquerir el principat de Catalunya"... Parece mentira, pero lo he escrito en catalán. Si encuentras alguna diferencia con el valencià, me lo dices.

Vicente Torres dijo...

Pau:
Procuro defender lo justo y no creo que esta actitud tenga ninguna connotación nacionalista. Decir que los idiomas son propiedad de quienes los hablan es justo.
Querer que el catalán y el valenciano sobrevivan y que cada uno de ellos lleve la dirección que decidan sus usuarios no es injusto ni descabellado.
Saludos,

Anónimo dijo...

En esto tienes toda la razón, pero siguiendo esta idea habremos de entender que el andaluz, por poner un ejemplo, es un idioma y no un dialecto y deberían, como es de recibo, crear su propia academia de lengua.
Para respetar no me falta capacidad de transigencia por no ser necesaria. La transigencia solo se debe utilizar con el errado. Lo que ocurre es que una cosa es aceptar lo posible o polémico y otra es hacerlo con lo ilógico y dedcabellado como tu dices.
La historia se puede reescribir tantas veces como se desee, es legítimo, claro.
Pero, como dijo Galileo en voz baja... La Tierra sigue girando alrededor del Sol.
Un saludo sin acritud, porque los que dialogan siempre terminan con un acuerdo.

Vicente Torres dijo...

Pau:
Observo, he de decir que sin alegría, que los catalanistas tienen una irreprimible tendencia a menospreciar a los andaluces y a los valencianos.
Recuerde usted, no obstante, que el Siglo de Oro valenciano es anterior al castellano. No quiero ni pensar lo que ocurriría si fuera catalán.

Anónimo dijo...

El menosprecio, amigo Vicente, no es de exclusividad catalanista, en todo caso es de "ista", eso sí.
La historia es mala compañera, la historia se escribe día a día y la escriben los hombres (mujeres). Pero si hemos de hablar de historia, pues hablemos, no nos cortemos.
Mi menda está casado con una cordobesa estupenda, creo que lo del menosprecio lo tiene sobradamente superado... y si fuese negra, igual.
Ayer, en Zaragoza, tierra de heroes y conquistadores, todos pudimos ver lo que hace el menosprecio. Y dirán que eso pasa en las mejores familias y tendrán razón, en Barcelona también ocurre, pero la mayoría, la gente... silba hasta hacer callar a los monospreciadores. A eso, aquí, le llamamos tarannà (talante, forma de ser), supongo que en valenciá se debe llamar de forma parecida.
Y no, eso no es catalanismo, tan solo es una manera de ser hombre.
El siglo de oro catalán no existió. Catalunya siempre fue pobre como tu sabrás, bastante más pobre que Valencia. Dicen que los conquistadores y viajeros se forjan en tierras pobres e inhóspitas, será verdad. Valencia siempre ha sido un vergel.
El menosprecio siempre viene dado por un complejo de inferioridad. Es curioso que algunos profesionales catalanes sientan menosprecio por andaluces o "argentinos".
¿Será que no se creen tan buenos profesionales y necesitan de la distinción racial?
Todo es posible, amigo Vicente.

Vicente Torres dijo...

Pau:
Menospreciar es muy peligroso, porque el menospreciado puede resultar de mucha más valía que el menospreciador. Cuando un navajero estuvo a punto de matarnos a otro hombre y a mí, surgió otro, al que tenían y tienen a menos en donde trabaja, que se jugó la vida por salvarnos.
Siempre que me cruzo con él por la calle se lo recuerdo y enrojece el buen hombre.
No creo que una persona tan valiente pueda insultar anonimamente a nadie. Ojalá fuéramos todos como él.
Saludos,