jueves, febrero 09, 2006

Las viñetas y la libertad de expresión

Conviene defender la libertad de expresión de los demás, pero utilizar prudentemente la propia. Hay muchos motivos, por ejemplo, para criticar a quienes se ha dado en llamar meapilas. Pero no parece muy acertado burlarse de sentimientos elevados, ya sea la fe en Dios o en cualquier otro tipo de creencia o ideal. Nuestro dúo de humoristas favorito, Maragall y Carod, se divirtieron haciendo bromas con una corona de espinas. Ésta simboliza el sufrimiento prolongado, cruel e injusto. No es un buen objeto para bromear. Por otra parte, ellos no sufren ningún calvario. Se nota a la legua que están muy dichosos sintiéndose protagonistas. También hubo una broma bastante inoportuna a Evo Morales, por la que el gobierno español se sintió obligado a disculparse, a pesar de que la autoría era de una empresa privada. Conociendo el paño, puede pensarse que el gobierno mató dos pájaros de un tiro, ya que también pudo motivarle el deseo de escarnecer a la empresa causante. Pero ello no evita la consideración de que la broma fue realmente contraproducente.
Hay que aplicar las reglas de juego a quienes participan de ellas. El mundo islámico vive la vida de otro modo y acaso está bastante enojado por el trato displicente que recibe de nosotros y también de nuestro aire de superioridad, para que además lo tomemos a risa. Lo de la Alianza de Civilizaciones es una idea genial. Ahora falta averiguar el sistema para llevarla a cabo. No creo que ellos se dejen tan fácilmente.

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