miércoles, febrero 22, 2006

Fontilles

Un enfermo de lepra debía afrontar su propio horror a la enfermedad y además el que él mismo inspiraba a la gente a causa precisamente de su dolencia. Es de común dominio que esta actitud con los leprosos es extremadamente cruel. Para acallar a la propia conciencia, la gente se inventa el castigo bíblico como origen de la enfermedad, lo permite marginar a los afectados sin sentir escrúpulos de ningún tipo. Pero siempre hay gentes, que como el Cid, se sobreponen a todo:
(...)Rodrigo de Vivar pasa, meditabundo, por una senda en donde, bajo el sol glorioso, tendiéndole la mano, le detiene un leproso.(...)
(...)¡te ofrezco la desnuda limosna de mi mano! —dice el Cid; y, quitando su férreo guante, extiende la diestra al miserable, que llora y que comprende.(...)


José Forés Lahoz escribe hoy un
artículo en Las Provincias en el que cuenta como nació Fontilles, sanatorio situado en un bello enclave alicantino, al que hubo que rodear con una muralla de cuatro kilómetros, para proteger a los de fuera de los de dentro, según las exigencias que hubo que cumplir en la época. Lo que ocurre, en realidad, es que dentro de la muralla hay otro modo de vivir en el que el término humano cobra toda su plenitud.

El Gobierno de Pujol encargó informes sobre la orientación política de periodistas de TV-3

Un campeón nacional alemán vinculado a Schröder
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2 comentarios:

Marta Salazar dijo...

Querido Vicente, no se puede leer el artículo que enlazas (un campeón nacianal...)

Vicente Torres dijo...

Querida Marta:
Creo que a estas alturas ya lo habrás conseguido leer.