viernes, diciembre 16, 2005

EiTB

El anuncio del Estatut catalán ha propiciado una espiral autodestructiva en España, que eso y no otra cosa es el boicot. Que ERC pidiera en su día el No a Madrid es normal, pues estas personas vienen dando la nota día tras día y los demás no deberíamos ponernos a su altura. Es preocupante, sí, que tenga tantos votos. Pero con el boicot, tal vez, estemos engordando su clientela.
Con el asunto del Estatut se ha puesto de manifiesto la escasa talla de estadistas de los líderes políticos españoles, Pujol y Maragall, incluidos, por supuesto. En lugar de fomentar la búsqueda de la excelencia, han preferido dejar que la mediocridad campe a sus anchas, creyendo que en esto consiste la democracia. El mundo tiene problemas y retos graves. Que todos los días muera gente de hambre y que nosotros nos entretengamos en estos juegos resulta obsceno.
Más obsceno todavía resulta el trato que la televisión autonómica vasca da a los amigos de los etarras. Con ello se demuestra que no hay voluntad política de acabar con ETA. Poca fe en sus convicciones y en su ideario demuestran con esta actitud los gobernantes vascos y sus aliados.
Ahora, viene a España, para ser juzgado por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, Txapote.
En su rostro se puede leer la fría determinación y también la satisfacción por el deber cumplido. Es una pena que nuestro Código Penal no disponga de la cadena perpetua para regalársela a estos "héroes", que prefieren matar antes que morir por la patria.
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1 comentario:

Portobello dijo...

Hola Vicente, efectivamente se presiente el olor del mal en esa mirada. Un saludo