No tengo más remedio que estar conforme con el artículo de Quim Monzó, In vino veritas, y me parece muy adecuado además que hable de la carta que un lector de La Vanguardia, que vive en Toledo, publicó en ese diario unos días antes. Reivindico, también, el derecho de Carles de Diego, que así se llama ese lector, a hablar en catalán a sus hijas y a protestar por las impertinencias que dice sufrir. También me parece un mal ejemplo el que cuenta de la profesora que repartía entre los alumnos la lista de productos catalanes a boicotear.
Pero al igual que agradece el detalle, que a mí también me parece de exquisito buen gusto, de que las etiquetas de las botellas de vino de la bodega de Martín Berdugo, de la Ribera del Duero, estén redactadas en catalán, yo agradecería que las empresas catalanas con oficinas abiertas en la Comunidad Valenciana rotulasen según las normas de la RACV, pero eso, desde que Zaplana y Camps, crearon la nefasta AVL, es pedir lo imposible. O lo que no puede ser.
Por otro lado, es evidente que el sistema de las autonomías no resuelve estos desencuentros entre unos seres humanos y otros, que ocurren por motivos nimios, como el distinto lugar de nacimiento o de residencia. Tan respetable es una persona por hablar catalán como por hablar castellano. Y ya que cito los idiomas, me apetece contar que he recibido felicitaciones navideñas en euskera, con su traducción al castellano. También en gallego. Es hermoso.
Pero al igual que agradece el detalle, que a mí también me parece de exquisito buen gusto, de que las etiquetas de las botellas de vino de la bodega de Martín Berdugo, de la Ribera del Duero, estén redactadas en catalán, yo agradecería que las empresas catalanas con oficinas abiertas en la Comunidad Valenciana rotulasen según las normas de la RACV, pero eso, desde que Zaplana y Camps, crearon la nefasta AVL, es pedir lo imposible. O lo que no puede ser.
Por otro lado, es evidente que el sistema de las autonomías no resuelve estos desencuentros entre unos seres humanos y otros, que ocurren por motivos nimios, como el distinto lugar de nacimiento o de residencia. Tan respetable es una persona por hablar catalán como por hablar castellano. Y ya que cito los idiomas, me apetece contar que he recibido felicitaciones navideñas en euskera, con su traducción al castellano. También en gallego. Es hermoso.
Y hablando de respeto, si lo pido para los valencianoparlantes, algunos lo toman a chanza. Es decir, no nos quieren dejar más opción que la que nos marque el I.E.C., como si no tuviéramos derecho a elegir el rumbo que ha de llevar nuestro idioma.
Galmés de Fuentes y la lengua valenciana
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1 comentario:
Siempre con mucho sentido común y sensatez. Yo en Euskera, desgraciadamente no me acuerdo, y si lo busco te lo pondría, pero voy a intentar felicitarte en andalú: Felice fieta, mi amó. Y que el nuevo año zea flamencoso. Un abraso
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