jueves, diciembre 29, 2005

Recalificación del Mestalla

Dos personas diferentes, que no se conocen entre ambas, con profesiones diferentes, y cuya única coincidencia en este caso es que tienen motivos para estar informados, me han hablado hoy, por separado, como es obvio, de cierto político en relación con una empresa determinada de las que optan a construir el nuevo campo del Valencia, C.F.
El proyecto del nuevo campo es tan importante para la ciudad y va a poner en juego tanto dinero que debería contar con la conformidad de los dos partidos mayoritarios, como mínimo. Y no sólo eso, sino que todas las cantidades de dinero que se movieran por este asunto deberían ser fiscalizadas céntimo a céntimo por organismos independientes y cuya honradez estuviera fuera de toda duda. Y los libros de contabilidad deberían estar al alcance de quien solicitase verlos.
Pero siendo tan importantes los asuntos anteriores, considero más preocupante aún que haya que recalificar Mestalla. Eso significa destrozar la ciudad. Será peor para quienes viven en la zona, pero afecta a toda Valencia. Por otro lado, el lugar elegido para el nuevo estadio tampoco parece el más idóneo. No pongo en duda que tanto la recalificación del viejo estadio, como la elección de la ubicación del nuevo, se hacen respetando el ordenamiento jurídico vigente, pero sin duda sería mejor buscar nuevas fórmulas y procedimientos entre todos con el fin de evitar daños irreparables para la ciudad.
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1 comentario:

Alezita dijo...

Hola:
No conozco el ordenamiento jurídico español, sin embargo, la regla general es que todos los actos de la administración deben ser públicos, por lo que cualquier ciudadano puede exigir que se le entreguen los datos necesarios para fiscalizar las actuaciones del Estado.
En cuanto al lugar que se escogió para construir el nuevo estadio, sólo puedo acotar una cosa, al actuar la administración no sólo debe cumplir con criterios básicos de legalidad sino que también con ciertos criterios acerca de la oportunidad e idoneidad de sus decisiones. Las que en todo caso siempre deben ser justificadas ante los electores, quienes son los encargados de mostrar su aprobación o desaprobación de las gestiones de la administración a través de su voto.
No se debe olvidar que en una democracia lo que más duele a los partidos políticos es perder votos.