No tiene sentido dotarse de un complejo entramado legal para incumplirlo después. Esto es lo que hizo el presidente estadounidense, según noticia aparecida hoy en ABC. Con ello se dan argumentos a los enemigos del sistema. La tentación por la solución más torpe siempre está presente. Se sabe que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente. Al violentar el Estado de Derecho se quiebra su sostén moral. Eso es precisamente lo que quieren los terroristas. El mejor modo de combatir este nefasto fenómeno, lo venimos repitiendo en España desde hace mucho, aunque quizá no se cumpla tan escrupulosamente como debería, consiste en respetar la legalidad a todo trance. Los valores democráticos no deben verse afectados bajo ningún concepto.
Lo que desea el terror es que se tambaleen las convicciones democráticas, que crezca el miedo y el odio étnico, que busquemos una orgía vengativa. Que desconfiemos, en este caso, de todo lo árabe.
Lo que pretende Al Qaeda es abrir una brecha insalvable entre nuestro mundo y el suyo, acaso porque ven amenazados sus valores poe el imparable avance de lo que ha sido dado en llamar aldea global. Lo ideal, pues, sería exactamente lo contrario de lo que desea Al Qaeda. Confiar en nuestras autoridades. Que éstas se condujeran de modo legal. Y que tratáramos con cortesía a los extraños, fuera cual fuera su etnia. Por otro lado, conviene recordar que la cortesía y la educación no sustituyen ni excluyen el interés por el prójimo ni el cuidado.
Lo que desea el terror es que se tambaleen las convicciones democráticas, que crezca el miedo y el odio étnico, que busquemos una orgía vengativa. Que desconfiemos, en este caso, de todo lo árabe.
Lo que pretende Al Qaeda es abrir una brecha insalvable entre nuestro mundo y el suyo, acaso porque ven amenazados sus valores poe el imparable avance de lo que ha sido dado en llamar aldea global. Lo ideal, pues, sería exactamente lo contrario de lo que desea Al Qaeda. Confiar en nuestras autoridades. Que éstas se condujeran de modo legal. Y que tratáramos con cortesía a los extraños, fuera cual fuera su etnia. Por otro lado, conviene recordar que la cortesía y la educación no sustituyen ni excluyen el interés por el prójimo ni el cuidado.
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