El siempre ameno y certero Rafa Marí desmonta fácilmente una afirmación de Alfonso Ussía:
"A lfonso Ussía dice que los agnósticos y ateos son los que más critican al nuevo Papa. Y puesto que no son creyentes, les niega voz y voto en este asunto y arremete contra ellos. El comentarista no tiene ninguna razón.
"A lfonso Ussía dice que los agnósticos y ateos son los que más critican al nuevo Papa. Y puesto que no son creyentes, les niega voz y voto en este asunto y arremete contra ellos. El comentarista no tiene ninguna razón.
M ás vale así, porque si la tuviera y lograse imponerla, él mismo no podría hablar del islamismo, porque no es islamista, ni de las mujeres, puesto que él no es una mujer, ni de los catalanes, porque él no es catalán...
T odo está relacionado. Si un país lejano padece una dictadura atroz, el problema también afecta a los españoles. Y a los franceses. Y tenemos el derecho, y creo que el deber, a opinar. "
De diferente estilo es lo que escribe el arzobispo de Valencia:
"No nos dejemos engañar por la imagen distorsionada y los prejuicios interesados que el marxismo y el laicismo radical han lanzado contra el cardenal Ratzinger en los últimos años y también contra el propio Juan Pablo II. No nos dejemos engañar: los hechos y la persona del papa manifiestan un carácter noble y afable, al servicio de la dignidad del ser humano, de la justicia y de la paz. Es persona humilde, abierto al verdadero diálogo y a la amistad sincera con quienes le tratan."
Por dos veces repite la frase "no nos dejemos engañar", con lo que parece pretender desplazar al discordante y negarle el derecho a ser atendido. Por otro lado, hay que observar también el tono despectivo hacia el marxismo y el laicismo, como si los marxistas y los laicos no fueran personas también, e incluyendo al mismo tiempo en la categoría de marxistas y laicos a todo aquel que se haya atrevido a criticar a ambos papas. Se intuye tras esta actitud un cierto egoísmo, que quizá le lleva a rehuir el diálogo con los discrepantes, por aquello del esfuerzo que supondría tratar de estudiar su punto de vista.
Es muy cómodo catalogar de malo al prójimo aprovechando cualquier excusa para ello. Conviene no olvidar que las opiniones de una persona no sirven para determinar su bondad o maldad.
De diferente estilo es lo que escribe el arzobispo de Valencia:
"No nos dejemos engañar por la imagen distorsionada y los prejuicios interesados que el marxismo y el laicismo radical han lanzado contra el cardenal Ratzinger en los últimos años y también contra el propio Juan Pablo II. No nos dejemos engañar: los hechos y la persona del papa manifiestan un carácter noble y afable, al servicio de la dignidad del ser humano, de la justicia y de la paz. Es persona humilde, abierto al verdadero diálogo y a la amistad sincera con quienes le tratan."
Por dos veces repite la frase "no nos dejemos engañar", con lo que parece pretender desplazar al discordante y negarle el derecho a ser atendido. Por otro lado, hay que observar también el tono despectivo hacia el marxismo y el laicismo, como si los marxistas y los laicos no fueran personas también, e incluyendo al mismo tiempo en la categoría de marxistas y laicos a todo aquel que se haya atrevido a criticar a ambos papas. Se intuye tras esta actitud un cierto egoísmo, que quizá le lleva a rehuir el diálogo con los discrepantes, por aquello del esfuerzo que supondría tratar de estudiar su punto de vista.
Es muy cómodo catalogar de malo al prójimo aprovechando cualquier excusa para ello. Conviene no olvidar que las opiniones de una persona no sirven para determinar su bondad o maldad.
1 comentario:
Evidentemente, desde el punto de vista religioso, el laicismo es negativo, en tanto en cuanto aboga por dejar a un lado la religión.
EN relación al marximso, creo que la historia ya ha puesto en su sitio a esta doctrina.
NO debemos perder la perspectiva, puesto que el nuevo Papa también ha arremetido en contra del capitalismo radical.
Lo que hace el discurso de la Iglesia es abogar por el hombre, por su libertad y realización.
Nada más y nada menos.
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