Muchas voces piden que se canonice a Juan Pablo II. No se entiende esta urgencia. Hay más santos en el santoral que días tiene el año. Además, para poderlo canonizar tiene que haber hecho milagros. Forzar la situación puede llevar a que por cada persona que se contente, aparezcan tres incrédulos más de los que había antes.
Tener fe es creer en lo que no se ve. Sin embargo, la Iglesia insiste en apoyarse en cosas ciertas, casi tangibles, dogmas, santos, beatos. Probablemente tiene problemas más graves que resolver, grandes retos que afrontar, decisiones difíciles de adoptar, y todo esto quizá lo esperan creyentes y no creyentes
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