Ayer, Fernando Savater escribió en el País el artículo titulado "La globalización de Dios", cuya lectura me divirtió mucho y además me sirve para reivindicar el derecho a la crítica. Quien no es criticado, o no admite las críticas, acaba por anquilosarse y por quedarse fuera de lugar.
Lo que yo pido a mis enemigos, que los tengo, es que me sirvan para algo. Cuando las críticas son ciertas y reales, proporcionan la posibilidad de cambiar, para mejorar. Si no lo son, la verdad es que no sirven para nada.
Cuando yo critico a alguien, que también lo hago, como se puede ver aquí mismo, intento que lo que digo sea cierto y demostrable.
Volviendo al asunto de la Iglesia Católica, creo que haría bien en abandonar viejas actitudes dogmáticas y bajar al suelo a buscar con las gentes el sentido de la vida. Y también podría profundizar en la búsqueda de entendimiento con otros grupos religiosos, cristianos o no.
Lo que yo pido a mis enemigos, que los tengo, es que me sirvan para algo. Cuando las críticas son ciertas y reales, proporcionan la posibilidad de cambiar, para mejorar. Si no lo son, la verdad es que no sirven para nada.
Cuando yo critico a alguien, que también lo hago, como se puede ver aquí mismo, intento que lo que digo sea cierto y demostrable.
Volviendo al asunto de la Iglesia Católica, creo que haría bien en abandonar viejas actitudes dogmáticas y bajar al suelo a buscar con las gentes el sentido de la vida. Y también podría profundizar en la búsqueda de entendimiento con otros grupos religiosos, cristianos o no.
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