Otra vez hablando de niños. Alguno pensará que tengo ramalazos de pederasta. Pero lo cierto es que los niños son una promesa de un mundo mejor. Un niño de tres años, por ejemplo, el que figura en una foto de este blog, si te dice no ha hecho determinada trastada y tratas de comprobarlo, se enoja. Un niño de tres años tiene dignidad. Un político, Ministro, Consejero, Concejal de Educación, puede que tenga dignidad, y además tiene incompetencia.
En las clases de muchos colegios se han presentado niños que jamás han visto una mesa, una silla, una cuchara. Un maestro de hoy se puede encontrar con un niño así, o con cinco o diez. El maestro, si es de los que aman a los niños, enseguida deseará dedicar a estos nuevos todo el tiempo que necesitan, pero ese será tiempo robado a otros niños.
Un político, Ministro, Consejero, Concejal, ha dado la orden: que los instruyan y que los integren. Se ha quedado tranquilo con eso. Su conciencia vuela plácida y ya piensa en el manjar ganado con el sudor de su frente. Quizá no se da cuenta de que sobran políticos y sobran asesores y faltan personas eficaces.
En las clases de muchos colegios se han presentado niños que jamás han visto una mesa, una silla, una cuchara. Un maestro de hoy se puede encontrar con un niño así, o con cinco o diez. El maestro, si es de los que aman a los niños, enseguida deseará dedicar a estos nuevos todo el tiempo que necesitan, pero ese será tiempo robado a otros niños.
Un político, Ministro, Consejero, Concejal, ha dado la orden: que los instruyan y que los integren. Se ha quedado tranquilo con eso. Su conciencia vuela plácida y ya piensa en el manjar ganado con el sudor de su frente. Quizá no se da cuenta de que sobran políticos y sobran asesores y faltan personas eficaces.
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