Los españoles estamos preocupados por el medio ambiente. Es decir, muchos de nosotros, hasta el 73 %, según el C.I.S., siente inquietud. Pero esta inquietud, lo vemos a diario, no impide que la gente tome el coche para cualquier tipo de desplazamiento, largo o corto. La comodidad suele salir vencedora frente a casi cualquier rival, llámese este fervor ecológico, responsabilidad ciudadana o similares. Pero tampoco se reduce el asunto a la motorización. También está el aire acondicionado, que se conecta a la mínima ocasión. A veces he visto como al lado de un contenedor de basura lleno, en el suelo, se amontaban las bolsas que no habían cabido, pero unos metros más allá había otro contenedor vacío.
No es necesario hablar de los dueños de los perros que los mandan a la calle a hacer sus necesidades, ni de los automovilistas que llevan una discoteca sonora en sus automóviles.
Está bien que la gente se preocupe por el medio ambiente. Esperemos que tras la preocupación venga la segunda fase y no veamos papeles por el suelo, ni aparatos de aire acondicionado goteando en la calle.
No es necesario hablar de los dueños de los perros que los mandan a la calle a hacer sus necesidades, ni de los automovilistas que llevan una discoteca sonora en sus automóviles.
Está bien que la gente se preocupe por el medio ambiente. Esperemos que tras la preocupación venga la segunda fase y no veamos papeles por el suelo, ni aparatos de aire acondicionado goteando en la calle.
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