domingo, noviembre 05, 2006

Sadam, condenado a la horca

Han condenado a Sadam Hussein a morir en la horca y ahora más que nunca habría que oponerse a la pena de muerte. Ahora que el condenado es un auténtico monstruo, que merecería la condena si hubiera alguien que la mereciera, es el momento de demostrar la firmeza en las convicciones y exigir la abolición de esta atrocidad en toda la faz de la tierra. Tanto si el sátrapa va a la muerte con entereza y da una lección de dignidad al mundo, como si se derrumba y proporciona un espectáculo penoso, no quiero verlo. Me niego a participar en todo este asunto en ninguna de sus maneras. Habría que comenzar a recoger firmas de inmediato y organizar manifestaciones para tratar de impedir que Sadam sea ejecutado. La cárcel es suficiente condena, porque alguna condena hay que ponerle; con ella no quedamos a la misma altura que el asesino.
Si le demostramos que somos tan malos como él, el castigo pierde toda ejemplaridad. Le damos derecho a pensar que lo que ocurre es que somos más poderosos, pero en el fondo somos iguales y hacemos las mismas cosas. Y lo mismo podrán pensar muchas otras personas de todas partes.
Habría que parar todo esto y lanzar al espacio un gran grito que dijera: No.

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