jueves, febrero 23, 2006

23 F

Es que los militares ya estaban hartos de los políticos, me dijo alguien tras el 23F, que sin embargo no acudió al juez a solidarizarse con los golpistas y así compartir la cárcel con ellos. Este modo de pensar concede el derecho a utilizar los medios a quien los tenga a su disposición, en este caso, los militares. O un grupo de ellos. Y condena a la pasividad a quien contribuye con sus impuestos a la existencia y cuidado de esos medios.
Los tanques pasaron bastante cerca de donde yo vivía y retumbaban a su paso. Lo primero que pensé, cuando supe los motivos por los que se habían suspendido las emisiones de la radio y la televisión, es que en España siempre llegan a los puestos de mando los más incompetentes. Ese movimiento de tropas iba a suponer un enorme gasto de dinero y ojalá quedara ahí la cosa y no hubiera derramamamiento de sangre. El asunto no tenía ni pies ni cabeza puesto que el Rey, que había heredado una dictadura, había apostado por la democracia. Era ridículo pensar que, sin haber sucedido nada imprevisto, fuera a volverse atrás. Por otro lado, el pueblo español llevaba mucho tiempo deseando vivir en democracia y unos cuantos años pensando en que ello era posible. Tampoco era previsible que se pudieran encontrar en ningún lugar del mundo los apoyos que necesitaría una nueva dictadura. Todo esto dificultaba enormente que encontran más colaboradores en España de los que ya tenían. En
el caso de haber triunfado la intentona, hubiera durado muy poco.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Porqué será que en hechos como el 23-F, el 11-M y similares siempre nos da la sensación de que no nos han contado toda la verdad de lo qué pasó y de porqué pasó?

Al menos, esa es la sensación que a mi me da.

Vicente Torres dijo...

Enrique:
No deberían haber ocurrido. Eso es lo que nos debe importar.