viernes, julio 01, 2005

No nacionalistas

Lo políticamente correcto, hoy, en esta España de nuestros pecados, es ser nacionalista, ¡ojo!, periférico, o simpatizante suyo. Cualquier crítica a las frecuentes declaraciones o gestos ofensivos hacia el resto de los españoles, por parte de nacionalistas periféricos puede servir para que a uno le endosen el sambenito de nacionalista español. Ser nacionalista periférico sirve para lograr la camaradería de otros nacionalistas periféricos. Un nacionalista español, en cambio, está muy mal visto. Un francés, un inglés, un alemán, pueden sacar sus banderas nacionales y ser aplaudidos por ello. Un catalán, un vasco, un gallego, también.
Un grupo de intelectuales catalanes, lanzó un manifiesto titulado "Por un nuevo partido en Cataluña". Sin duda la presión que ejerce allí, en Cataluña, el nacionalismo es asfixiante.
Los nacionalismos tienen derecho a existir y, a lo mejor, también su razón de ser. Pero los nacionalistas deberían comprender que a estas alturas de la historia, o sea en el siglo XXI, ya somos muchos quienes no nos sentimos interesados por ese tipo de cuestiones. Yo creo que más que postular por cualquier nacionalismo conviene procurar que haya justicia en el mundo. En la medida en que el mundo se haga más justo irán desapareciendo los motivos de queja. No obstante, no critico a los nacionalistas. Sólo pienso que deberían reprimir su ímpetu, vaciar de agresividad su discurso, tratar de convencer mediante la argumentación y tolerarnos a quienes en lugar levantar fronteras nuevas preferimos preparar el terreno para que vayan cayendo fronteras viejas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto tu opinión en ciertos puntos. Es cierto que muchos nacionalistas adoptan la sistemática de echar la culpa al vecino de todos los males que aquejan a su patria. Pero no todos tienen discurso agresivo. Como en todo, hay nacionalismos y nacionalismos. Y el hecho de que unos prefieran situar en un segundo plano la devoción del lugar del que provienen y en un primero muchas otras cosas, es una cuestión de prioridades. Por eso yo resperot todas las opciones, mientras no ataquen la mía.

Respecto a lo de derribar fronteras en vez de levantarlas, yo no pienso que el nacionalismo sea incompatible con el proceso de inserción en entidades supranacionales o con la misma vorágine globalizadora en la que nos vemos inmersos hoy en día. Hay un artículo sobre este tema, escrito por Josep Colomer, que te enviaré en cuanto pueda. Estoy segura de que te interesará.

Saludos :)