miércoles, julio 20, 2005

Judith Miller

Judith Miller está en la cárcel, por no querer revelar sus fuentes. Este detalle me parece digno de elogio. Sin secreto profesional, no hay libertad de prensa que valga. Su carrera periodística, al margen de esta cuestión, es un asunto diferente. Según comenta Elena de Regoyos, ahora está siendo cuestionada.
Puede darse el caso de que su silencio favorezca a Bush, e incluso que ella quiera favorecer a Bush, pero el respeto a la palabra dada es superior a todo esto. Con su silencio, involuntariamente protege a Bush, pero voluntariamente protege a los lectores de prensa. Aunque bien pudiera ser al revés, el efecto es ése.
Su justificación es irreprochable: “No puedo romper mi palabra sólo para no ir a la cárcel. Mi motivo es muy claro: la promesa de confidencialidad debe respetarse o el periodista perderá toda credibilidad y el público, al final, sufrirá las consecuencias”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, como periodista su actitud es irreprochable. Y me da igual si quiere proteger o no a Bush, lo que está protegiendo es la identidad de una fuente que le proporcionó una información, y los ciudadanos necesitamos esa información, los medios de comunicación son parte de nuestra democracia, y nos dan libertad.
Un saludo!