lunes, junio 20, 2005

Aventura humana

Se emiten a veces, quizá demasiadas, opiniones o juicios de valor, sobre personas a las que no se conoce bien y sin que medie ninguna necesidad. Suelo decir que juzgar sin necesidad es propio de bellacos. Es cierto que muchas veces no tenemos más remedio que hacerlo, como ocurre en el caso de los políticos o de otras personas concurren a la palestra pública.
Cada persona tiene su propio e intransferible modo de ser, ha recibido unos estímulos y ha dejado de recibir otros, ha vivido sus propias experiencias, ha tenido sus éxitos y sus fracasos, ha cultivado, o dejado de cultivar su sensibilidad, tiene sus propias capacidades, sus limitaciones y sobre todo tiene su intencionalidad, la dirección hacia la que quiere dirigirse. Todas estas cosas y muchas más que conformar la personalidad de cada uno de los seres humanos son difíciles de conocer desde fuera, hasta el punto de que pueden ser, o son, ignoradas por el propio interesado.
Pese a ello, no es infrecuente notar que se "mide" a las personas según plantillas preestablecidas, iguales para todos y que obvian el que parece ser penoso trance de ponerse en el lugar del Otro. O de pensar. Porque la más grande aventura del ser humano consiste en dejar libre la imaginación, para que trate de descubrir quienes somos.
Acaso, hacer un desplazamiento largo para ver un paisaje sea una horterada, porque visto uno se puden imaginar todos los demás. Pero hacer ese mismo viaje para conocer a una persona o a un grupo de personas ya puede ser apasionante. Cuando hablo de conocer a una persona no me refiero, obviamente, al hecho de verle la cara, sino a tener largas charlas y a compartir otras vivencias, con el fin de tener noticia acerca de lo que se cuece en su interior. Cuantos más datos se tienen, mayor es el conocimiento al que se puede llegar. Indagar en el alma humana, sin corsés preestablecidos y sin dejar que ningún tipo de temor nos coarte, esa puede ser la gran aventura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado esa forma de ver las cosas. Y de vez en cuando, especialmente días como hoy, está bien que alguien te recuerde estas cosas. Gracias :)

Anónimo dijo...

SALUDOS DESDE EL CARIBE:
http://zeniaregalado.blogia.com

Me ha encantado este trabajo. Sí coincido que lo que no está a la vista es lo más importante. Hay valores universales que van más allá de creencias religiosas y filiaciones políticas: el amor a los hijos, a los padres, a la pareja, la lealtad a todo, la consideración por los semejantes, los buenos sentimientos, el altruismo.
Nos vemos:
zenia2005@tagoror.net