En un primer plano de la actualidad nacional está la OPA de Gas Natural sobre Endesa, con La Caixa y Caja Madrid, tan politizadas ambas, como accionistas mayoritarios de una y otra empresa. El Ministro Montilla, que ha de decidir sobre el asunto, está implicado en un supuesto trato de favor de La Caixa al PSC. Zapatero se entrevistó con Durao, con flete de avión incluido, acaso para hablar de la OPA.
El PP pide la dimisión de Montilla por el supuesto trato de favor que recibió de La Caixa. El asunto en sí es escandaloso y preocupante y creo que que merece la dimisión o destitución del Ministro. Pero no creo que el PP, ni acaso ningún otro partido, sea el más indicado para exigirlo.
Aparentemente, el PP gasta lo mismo que el PSOE, que es bastante más de lo que ambos perciben reglamentariamente de Estado. Probablemente, también ocurre igual con todos los demás partidos. Puede ocurrir que los partidos reciban donaciones anónimas y que esto sea legal. Pero a mí, por lo menos, no me parece correcto, porque en este caso ya no concurren todos en igualdad de condiciones a la arena política. Unos pueden recibir más que otros. Tampoco veo sentido a las donaciones a los partidos, puesto que se hacen para lograr algo a cambio. En este caso también se quiebra la igualdad de los ciudadanos. Unos han obtenido privilegios a cambio de dinero.
No se puede alegar que se da dinero a un partido porque convence su ideología, porque lo ideal en un Estado democrático es la alternancia en el poder. Y lo que determina que un gobierno sea mejor o peor no es la ideología, sino las personas que lo componen. El gobierno actual sería diferente si lo presidieran Rosa Díez o José Bono.
Si los partidos gastan más de lo que perciben oficialmente no cabe duda de que ello se debe a que no buscan servir a los ciudadanos, sino el poder. Las derrotas les sientan mucho peor de lo que sería normal. Un político debe estar preparado para servir a su pueblo en el lugar que determinen las urnas, gobierno u oposición.
Lo ideal sería, pues, que los partidos redujeran sus gastos y los equipararan a lo que ingresan reglamentariamente, sin que estuviera permitido ningún otro modo de conseguir dinero. Si esto resulta utópico, habría que reglamentar los donativos, para que se hicieran de modo transparente para todos. Pero esto ya es adulterar el sistema.
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1 comentario:
Tal vez esa sería ya una manera de empezar a cambiar el sistema por algo de justicia. Casi ná! Un abrazo.
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