En Valencia, algunos tienen calle dedicada simplemente por haber escrito poesías en catalán. Pero muchas de esas poesías no hubieran sido publicadas si hubieran estado escritas en valenciano o castellano. Estos autores tuvieron doble premio, pues. Al cambiar de signo el ayuntamiento, se les ha respetado la titularidad de esas calles. Y al ser tan desconocidos, nadie se ha parado a investigar sus vidas. En cambio, el anuncio de que se le va a dedicar una calle a Jaime Campmany, mucho mejor literato que ellos, es fuertemente criticado. Pero J.C., literariamente, ha hecho méritos más que suficientes para tener calle y para entrar en la RAE. Lo segundo ya no se puede remediar. Lo primero sería vergonzoso que se le negara. Tengo la impresión de que si se hubiera comportado exactamente igual, pero en lugar de ser de derechas hubiera sido de izquierdas, hubiera obtenido todo, entrada en la RAE, calle, homenajes y un sin fin de cosas más.
Si nos pusiéramos a investigar las biografías de todos los que tienen calles dedicadas o estatuas erigidas, puede que nos lleváramos más de una sorpresa. El proceso para asignar el nombre a una calle no requiere de abogado del diablo. Lo que procede, para no actuar con mezquindad, es fijarse sólo en los méritos, en este caso literarios y periodísticos, de aquél al que se pretende homenajear de dicho modo.
Si nos pusiéramos a investigar las biografías de todos los que tienen calles dedicadas o estatuas erigidas, puede que nos lleváramos más de una sorpresa. El proceso para asignar el nombre a una calle no requiere de abogado del diablo. Lo que procede, para no actuar con mezquindad, es fijarse sólo en los méritos, en este caso literarios y periodísticos, de aquél al que se pretende homenajear de dicho modo.
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