miércoles, marzo 29, 2006

Carrillo y las víctimas del terrorismo

Se refiere Carrillo en su artículo titulado Un viraje radical de la izquierda abertzale a la actitud que deben adoptar las víctimas ante lo que ha sido llamado alto el fuego. Incluso señala lo que a él le parece la actitud más ejemplar. Me limitaré a hacer notar que quienes más se alegran de que desaparezca ETA son precisamente sus víctimas, y a la vez quienes más desconfían de que esto ocurra. Cada vez que se produce un atentado las víctimas recuerdan el suyo. Cuando leen u oyen la palabra ETA, se les revuelve el estómago. Esto no me lo ha contado nadie, lo deduzco yo, por lo que también podría adivinarlo Carrillo. De modo que si la banda desaparece, sus víctimas sentirán alivio.
No es infrecuente en este mundo que la víctima sufra la cercanía de su verdugo e incluso que conviva con él. Muchas veces la víctima sufre en silencio, pues la actitud del verdugo no es denunciable o resulta azaroso plantear la denuncia. A menudo el verdugo hace daño inconscientemente y por ello mismo reiteradamente, ya que no llega a conocer las consecuencias de sus actos. La humanidad está acostumbrada a contemplar la impunidad y a que gente dañina merodee por las calles e incluso que se jacte de su poderío. El caso de Pilar Elías y el cristalero es un ejemplo de lo que digo, lo que ocurre es que es tan flagrante que la prensa no ha tenido más remedio que hacerse eco. Alguien le tuvo que vender el local al cristalero y no le pareció mal hacerlo. Un Banco le tuvo que prestar el dinero, hipotecando el local y lo hizo sin sentir escrúpulos de conciencia. El propio cristalero ha podido decir que en el pueblo lo quieren más a él que a ella. Algunos han justificado el asesinato de Ramón Baglietto. Otros están pidiendo que no se encarcele a Otegi.
Podemos estar seguros de que las víctimas serán quienes mayor generosidad y altura de miras aporten al proceso.
En contraprestación a los conocimientos científicos-filológicos de este banquero, pronto pasó, lógicamente, por méritos propios, a desempeñar el cargo de delegado general para todas Baleares de la entidad catalana, primero, para rápidamente ascender a la secretaría general a nivel nacional y ahora desempeñar el cargo de presidente de la Fundación La Caixa. ¿Quién decía que la lengua no vende?
Todo empezó entre un grupo de amigos y gente afín que se reunían de vez en cuando para hablar, crear, protestar y, sobre todo, para repensar la realidad lejos de los espacios institucionales que todo lo fosilizan. Eran los amigos de La Oficina.



Algún día te escribiré esto

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2 comentarios:

RAYDIGON dijo...

HOLA VICENTE

Oriéntame, con tanto cambio de diseño en Periodista Digital no se si aun publican cosas de mi blog como antes, ¿tu has visto algo mío por ahí?

Si así es, dime por donde =)

Saludos.

Vicente Torres dijo...

Hola, Raydigon:
Pregúntale a Carmelo Jordá, que es quien se encarga de ello ahora. Yo utilizo el buscador para encontrarte. Generalmente lo hago así. Otras veces, como ahora, utilizo el enlace.
Saludos,