jueves, marzo 23, 2006

Casa Cuna Santa Isabel

Una representante de la Casa Cuna Santa Isabel dijo que podría instalar un torno para hacer posible la donación de bebés de forma anónima. Para ello, manifestó, piensan solicitar los permisos pertinentes a los poderes públicos. La Casa Cuna, como es sabido, ayuda a las madres solteras que no han querido abortar. Recibe donativos en esta cuenta:
2077-0374-81-3108757407.

Un abogado ha
denunciado a la Casa Cuna, pese a que reconoce que le salvó la vida, porque dice que la entrega anónima de bebés es ilegal. De modo que ha denunciado un delito que no se ha producido y no sé si el fiscal lo estará investigando a su vez.
Este abogado puede tener sus ideas, pero ello no significa que tenga derecho a imponerlas. Existe una ley sobre este particular, a la que se acoje, pero esta ley no ha sido incumplida. Ni tampoco se deduce que haya pretensiones de ello. El señor abogado tiene sus respetables ideas, pero las monjas conocen la vida, tratan con mucha gente, observan y ven. Su propósito es el de salvar niños. Las leyes deben cumplirse y ellas pretenden negociar y obtener el permiso, antes de instalar el torno. Pero las leyes pueden ser injustas o mejorables. En mi opinión, y discrepo con el señor abogado en este particular, quienes fueron entregados en adopción, salvo excepciones, no deberían buscar a sus padres biológicos. Quizá éstos no deseen ser encontrados. Lo mejor para quien fue dado en adopción es imaginar que murieron. Quien debe buscar, si tiene algo que ofrecer, una excusa por su comportamiento anterior u otra que merezca la pena, son los padres.
Y aún hay otra cuestión. Algunos psicólogos sostienen que el dolor más grande de los existes es aquel producido por el hecho de no ser querido por los propios padres. Puede darse el caso de que alguien cada vez que recuerde a sus progenitores constate, sin lugar a dudas, que fue odiado por ellos. Obviamente, preferiría no haberlos conocido y desconocer este detalle.
Si las autoridades políticas me consultaran, algo que es evidente que no harán, yo les recomendaría que autorizaran el torno y las donaciones anónimas de bebés. Ello contribuiría, sin duda, a salvar alguna vida
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