jueves, marzo 16, 2006

Leopoldo Calvo Sotelo

Inci escribió, no hace mucho, sobre él en el Cultiberio. Según se desprende del relato, el ex-presidente no carece de algunos defectos, como la vanidad, pero tiene unas virtudes que se echan en falta en la política actual. Calvo Sotelo fue presidente del gobierno, pero de forma transitoria, de modo que apenas pudo demostrar sus capacidades. En mi opinión, no hubiera sido capaz de hacer la transición como la hizo Adolfo Suárez, pero creo que hubiera sido mejor gestor que Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. No creo que se hubiera dejado empujar hacia el monte, como Mariano Rajoy. Posee una educación exquisita, de modo que se puede afirmar que tampoco hubiera hecho como ese que no hace mucho administraba silencios y que después salió con una gracia que hubiera hecho dar un respingo a Isabel Tocino, si se hubiera enterado.
Calvo Sotelo es educado, culto e inteligente. Su estilo está totalmente alejado de la chabacanería y no cabe en él el insulto. Se mueve mejor en el terreno del humor, como se demuestra en esta poesía que se sabe Inci de
memoria:


Ayer, en su cacatio matutina
que tan píos sermones nos reserva,
me dicen que Ricardo de la Cierva
vuelve a insultarme tamquam medicina.
¿Qué tengo yo, que mi persona inclina
pluma tan docta a la pasión proterva?
¿Qué tengo, que tan lúcida minerva
conmigo disparata y desatina?
–Mira, Cierva, que en coplas y sin ganas
correspondo a tus cóleras insanas
y ni te tomo en serio, ni me enojo.
Piensa que de color y de adversario
conmigo te equivocas, por sectario:
fui ministro contigo, y no soy rojo.

Rafa Marí

All i pebre, arroz de verduras y langosta y frutas del bosque, el menú de Sus Majestades

Tentetieso

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