sábado, marzo 19, 2005
¿Hacia dónde van las fallas?
Foto de Consuelo Chambó
Quizá Dios no haya muerto sino que lo que ha hecho ha sido desaparecer de la escena. Ha sido arrinconado a codazos y sustuido por otro dios, el dios dinero. Una persona muy culta, y la cultura cuesta esfuerzo, puede encontrar muchas dificultades para sobrevivir. Un botarate multimillonario puede encontrar acomodo fácilmente en un consejo de administración, e incluso presidirlo. No se valora, por sí misma, la cultura ni el esfuerzo, se idolatra al resultado final, sin tener demasiado en cuenta los métodos empleados.
El dios dinero ha llegado también al mundo de las fallas. La fiesta de las fallas es un ofrecimiento grandioso de los valencianos al mundo. El mundo de las fallas es esencialmente democrático y popular. Habría que intentar a toda costa que fuera fiel a las ideas que la hacen posible.
Las comisiones falleras hacen una gran labor como elemento de cohesión social. Para pertenener a una falla no hay más que pagar la cuota. Durante todo el año se llevan a cabo actividades en el casal fallero. Todo lo que hacen está regido por la ilusión de la falla.
El espíritu de una falla es la sátira y el humor. Últimamente, se viene premiando el colosalismo y el diseño. Cuanto más dinero se ponga en liza, más posibilidades de ganar el premio. Nada que ver con el origen humilde de la fiesta, nada que ver con el carácter valenciano, tan capaz de reírse de sí mismo y montar una fiesta con ello.
Dejar que las cosas ocurran por inercia no es bueno. Conviene organizar pronto un cónclave fallero y sentar las bases para que la fiesta vuelva a los cauces que le convienen. Hace falta gente con sentido común y con decisión.
Nota: La falla de la foto no es la que ha obtenido el primer premio.
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