Algunas actitudes humanas tienen como finalidad la de entrar en contacto con otros semejantes. Es como si dijeran: aquí estoy yo, esperando alguna respuesta de otro semejante. Pero puede que se tropiece con egoísmo, con el desinterés insolidario, con el silencio.Puede ocurrir que la respuesta que se les dé es la de que hay que usar los cauces establecidos. Alguien puede pintar un cuadro, escribir un libro, diseñar un puente. Si ese cuadro, ese libro obtienen el éxito, o si ese puente es construido, sus autores pueden encontrar el reconocimiento público. Pero el éxito tampoco es garantía de que se vaya a encontrar el interlocutor adecuado, aquella persona o aquellas personas con las que poder charlar de las cosas que se nos ocurren. El camino del éxito también tiene un guión al que hay que atenerse. La incomunicación es un mal de todos los tiempos. Recurrir a la conversación banal todo el tiempo es un modo de perderlo. Es quizá por ello por lo que algunos acaban hablando solos. "Quien habla solo espera hablar a Dios un día", dijo el poeta.
domingo, marzo 27, 2005
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