miércoles, diciembre 08, 2004

Toros

He tenido noticia de alguna encuesta en la que se señala que el 73% de los catalanes está en contra de los toros. Se me ocurre, aunque quizá esté equivocado, que ello puede tener que ver con el deseo de no sentirse españoles. Por este camino se puede llegar a repudiar el quijote.
La fiesta de los toros es cruel. Pero más cruel es el acoso moral en el trabajo, y éste no sería posible sin el silencio de muchos. El acosado apenas tiene posibilidad de defenderse y muchas veces ni siquiera se da cuenta. Más cruel es cocinar langostas vivas. Terriblemente más cruel es la marginación social. La pesca tampoco es un deporte inocente. Hacer razas de perro artificiales, sólo por capricho humano, es cruel. ¿Cuántas razas de perros hay, debidas a la mano del hombre? Seleccionar perros para que su estampa se adecúe a determinado standard, es cruel. Abandonar perros es más cruel aún. Etc.
Los nacionalismos son insolidarios. La insolidaridad es cruel.
Nunca he ido a una corrida de toros y tampoco es probable que vaya, aunque podría ser que acabara por ir. Pero considero que una conversación sobre toros por fuerza ha de ser más interesante que una entre hinchas de fútbol. Hablando de fútbol, como de cualquier otra cosa, también se puede alcanzar la belleza contextual, pero la experiencia demuestra que no es lo más frecuente. Las conversaciones futbolísticas suelen ser aburridas y monótonas. En cambio, los toros, nuestra fiesta, por fuerza tienen que obligar a un mayor esfuerzo del ingenio. El toreo es arte. Y el vocabulario taurino es muy amplio y preciso.
Cuando se acabe el toreo, se acabarán los toros bravos. Los toros nos dan lecciones de bravura y de nobleza. ¿Es que el género humano está sobrado de bravura y de nobleza?
Mejor que hacer campaña contra las corridas de toros por la crueldad del espectáculo, sería hacer campaña contra todo tipo de crueldad. Campaña contra la crueldad.

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