Un amigo mío tiene muchas acciones de Terra. No sé si son seis, siete u ocho mil. Muchas. Todas las compró antes de que la matriz, Teléfonica, comenzara a hacerle la competencia a la filial, Terra. O sea, que las compró a un precio muy superior al que tienen ahora. Mi amigo ya cerró, por jubilación, su taller de reparación de automóviles. Se puede comprender que en esas acciones están enterrados buena parte de sus ahorros. ¿Se le puede considerar un especulador? ¿Qué acciones hubiera tenido que comprar para no ser considerado como tal? También tiene muchas acciones de Teléfonica, con las que también pierde dinero, pero esa es otra historia.
¿Porqué Telefónica, en lugar de potenciar Terra, decidió competir con ella. Una puesta Terra en el mercado, con unos accionistas que decidieron confiar en sus posibilidades y una clientela que también había apostado por ella, lo correcto era, y es, apurar todas sus posibilidades, que quizá no eran pocas.
Los accionistas no tienen la culpa de la creación de Terra. Ni tienen toda la información en sus manos. Quienes apostaron por Terra, confiaron en gran medida en Telefónica. Cuando cambió la presidencia de ésta, los accionistas de Terra siguieron confiando en Telefónica. Aparte de eso, la mayor parte de los analistas de bolsa, recomendaron comprar Terra. La práctica totalidad de los fondos de inversión, invirtió en Terra. Comprar estas acciones, pues, no era una mala decisión. Al final, quienes se han quedado colgados son quienes menos culpa tienen de todos.
Me pregunta mi amigo, y creo que se lo pregunta a todo el mundo, por el destino final de las acciones de Terra. Está en manos de Telefónica.
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