Algunas de las actitudes humanas sólo podrían tener premio en el caso de que existiera la vida eterna. Ese es el caso de quienes dado el caso prefieren morir, incluso siendo torturados, antes de cometer alguna indignidad o villanía. ¿Cómo sería la humanidad si muchos no hubieran sacrificado sus vidas por unos ideales? Si embargo, muchos de ellos no recibieron ninguna satisfacción por su sacrificio mientras vivieron. Al contrario, vivir de acuerdo con los ideales puede comportar mucha incomprensión y ser tildado de las cosas más raras que se le puedan ocurrir a las gentes. La única satisfacción cierta que se puede encontrar para ésto está en el propio interior, en la satisfacción por ser capaz de ajustarse a lo que se desea, a pesar de todas las dificultades que acarrea. Y cuando esta actitud lleva a la muerte, ya ni esta satisfacción queda, porque no está probado que después de muerto exista nada. Se sabe que ese sacrificio es bueno para la humanidad, porque si no fuera por esta clase de personas capaces de mantener en pie la fe en la justicia la aventura humana ya se hubiera terminado. Ellas merecen ser premiadas en la otra vida. Debería existir el cielo para ellas.
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1 comentario:
No sólo para los que se sacrifican. Recuerdo cuando murió mi tía con 52 años, mientras esparcíamos sus cenizas yo con 18 lloraba y comprendí que existía, que para ella tenía que existir.
Un saludo, Domingo.
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