Creo que la actitud británica, al ratificar la táctica de tirar a matar contra posibles terroristas, según explica el diario El País, en su edición de hoy, es un grave error, pues eso es, precisamente, lo que desean los terroristas.
Por mi parte, yo preferiría arriesgarme a sufrir un atentado, antes que, por intentar protegerme, la policía matara a un simple sospechoso.
Un Estado sano no debe alterar su ritmo de vida por la acción de un grupo de delincuentes. Debe utilizar los mecanismos establecidos al respecto y, si cabe, reforzarlos, pero nunca a costa de vulnerar los derechos de los ciudadanos.
Disparar contra alguien merced a simples sospechas es reconocer que el terror se ha instalado en la sociedad. Significa que nadie puede estar seguro de que va a regresar a casa, sobre todo si no es inequívocamente rubio. Y esto también puede constituir una trampa.
Por mi parte, yo preferiría arriesgarme a sufrir un atentado, antes que, por intentar protegerme, la policía matara a un simple sospechoso.
Un Estado sano no debe alterar su ritmo de vida por la acción de un grupo de delincuentes. Debe utilizar los mecanismos establecidos al respecto y, si cabe, reforzarlos, pero nunca a costa de vulnerar los derechos de los ciudadanos.
Disparar contra alguien merced a simples sospechas es reconocer que el terror se ha instalado en la sociedad. Significa que nadie puede estar seguro de que va a regresar a casa, sobre todo si no es inequívocamente rubio. Y esto también puede constituir una trampa.
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