Según informa el diario Las Provincias en su edición de hoy, un sacerdote se ha negado a bautizar a un niño, porque éste ya tiene 4 años. Al acudir a otro sacerdote, éste que al principio se mostraba dispuesto, luego cambió de parecer, por aquello de no llevar la contraria al primero, en un gesto de solidarida mal entendida. Lo solidario es ponerse de parte de quien lleva razón, lo contrario es falta de caridad. El obispo, según se informa en el mismo artículo, se desentiende del asunto.
Imaginemos que los padres del niño presentan la solicitud de bautismo por escrito, primero en una parroquia y luego en la otra. Sigamos imaginando que con las negativas por escrito de ambas parroquias ponen una denuncia en el Juzgado de Guardia, o en el Juzgado que corresponda, reclamando que sea la Iglesia la que se encargue de buscar una parroquia en la que se acceda a bautizar a su hijo y luego que corra con los gastos de desplazamiento del niño, los familiares y los asistentes. Porque de algún modo se tienen que poder defender.
Si la Iglesia quiere regirse caprichosamente debería renunciar a las subvenciones estatales.
Imaginemos que los padres del niño presentan la solicitud de bautismo por escrito, primero en una parroquia y luego en la otra. Sigamos imaginando que con las negativas por escrito de ambas parroquias ponen una denuncia en el Juzgado de Guardia, o en el Juzgado que corresponda, reclamando que sea la Iglesia la que se encargue de buscar una parroquia en la que se acceda a bautizar a su hijo y luego que corra con los gastos de desplazamiento del niño, los familiares y los asistentes. Porque de algún modo se tienen que poder defender.
Si la Iglesia quiere regirse caprichosamente debería renunciar a las subvenciones estatales.
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